Publicado por el Dr. Tomas F. – Editor Jefe | Actualizado el 14 de abril de 2024 | 🕐 5 min | 👁️ 9,124

Aquel fue el día en que me di cuenta de que el TDAH dominaba mi vida…

“Mira tu blusa, querida,” dijo mi cuñada, entregándome un pañuelo.

“¿Qué..?” respondí, sin entender bien. “Ahí…” señaló hacia mi estómago. Miré hacia abajo y vi una enorme mancha en mi camisa blanca de lino.

Sentí cómo el estómago se me revolvía y mis mejillas se sonrojaban. Maldición… Estaba en la cena de Acción de Gracias con la familia de mi esposo, y me di cuenta de que todos me miraban como pensando: “¿Qué le pasa a ella?”

“¿Otra vez!? ¿Cómo pude dejar que esto pasara de nuevo!?” Agarré el quitamanchas y corrí al baño. Me desplomé contra la pared, frotando la mancha como si no hubiera un mañana, mientras sentía cómo las lágrimas se acumulaban en mis ojos.

Pero ya no se trataba solo de la mancha de café. Era sobre haber olvidado el cumpleaños de mi mamá la semana pasada, sobre haber dejado las llaves dentro del auto (¡dos veces!) el mes pasado, y sobre cómo nadie me había pedido que preparara comida para la cena porque sabían que lo arruinaría todo.

Y lo peor es que tenían razón… Apenas podía mantenerme en pie. Era un completo desastre… ¿Y mi casa? Era ese tipo de desorden que te acelera el corazón solo de pensar en que alguien pudiera llegar sin avisar.

Siempre había una enorme pila de platos sucios en el fregadero, que parecía que en cualquier momento se desplomaría. Cestos de ropa llenos a reventar con ropa limpia y sucia mezclada. Te digo, algunos días mi casa bien podría estar en un episodio de “Acumuladores”.

Me sentía una carga para todos a mi alrededor, siempre necesitando que los demás hicieran lo que yo no podía. Me sentía inútil, como si quisiera desaparecer del mundo de una vez por todas…

Me diagnosticaron con TDAH unos años antes de aquella cena. Y cuando tomé mi primera pastilla de Ritalina, sentí un alivio inmediato. Pero ese alivio no duró mucho. Era como si mi cerebro luchara por volver a ser lo que era antes.

Después de unos meses, empecé a tener problemas para dormir. Me quedaba acostada en la cama, mirando el techo, con la mente corriendo a mil por hora llena de pensamientos aleatorios. Al día siguiente, me despertaba agotada y desquitándome con los demás sin razón alguna.

Había intentado libros de autoayuda, podcasts, seminarios web de coaching, dietas orgánicas, meditación, agendas digitales, planificación dinámica… ¡todo! Pero durante años, nada parecía funcionar a largo plazo para mí.

Cada vez que creía tener todo bajo control, ahí estaba de nuevo, sentada en un sofá cubierto de ropa sucia, pasando horas y horas deslizando el teléfono sin parar…

Entonces, al día siguiente de esa horrible cena, durante una conversación casual en el trabajo, mi compañera Lívia notó que algo me estaba molestando.

No quería desahogarme, pero no pude evitarlo. “¡Es como si estuviera maldita o algo así!” Las palabras salieron antes de que me diera cuenta, y, de repente, las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. Ella estiró la mano por encima de la mesa y tomó la mía. “Quizás conozca algo que podría ayudarte”, dijo suavemente.

Fue entonces cuando me habló del Plan Venva. “Es un plan de estrategias y rutinas para personas con TDAH, respaldado por la ciencia más reciente sobre productividad, diseñado para ayudar a personas con TDAH o TDA como tú. Está personalizado para cada persona — es realmente impresionante. Deberías probarlo.”

No lo creí al principio. “Claro… Otro método milagroso de internet…” pensé para mí misma. Pero más tarde esa noche, mientras veía a mi esposo comiendo una cena congelada en nuestra cocina desordenada, algo cambió dentro de mí. Ya no se trataba solo de mí; sentía una responsabilidad de, al menos, intentarlo.

Al terminar el rápido test del Plan Venva, los resultados me golpearon como un camión. Ahí estaban todas mis dificultades individuales expuestas en la pantalla frente a mí.

Procrastinación crónica, parálisis por análisis, fatiga de decisión, desregulación emocional – eran términos que veía por primera vez, pero de alguna manera tenían sentido de inmediato.

Mientras miraba mi informe personalizado sobre el TDAH, el algoritmo de la aplicación ya estaba generando soluciones basadas en neurociencia para cada problema.

Mi primera semana usando el Plan Venva fue reveladora.

Después de unos días, ya sabía que no se trataba solo de otro planificador de productividad o de estrategias superficiales. Tenía un enfoque inteligente y de bajo esfuerzo para ayudarme a desarrollar buenos hábitos y mejorar mi enfoque y energía, un día a la vez.

Desde el principio, la aplicación enfatizó que ni el TDAH ni la procrastinación son pereza, sino una respuesta a la desregulación emocional.

Francamente, al principio no entendía eso. Aún creía que, si tuviera más fuerza de voluntad, no estaría enfrentando estos problemas.

Pero cuando el Plan Venva me presentó los desencadenantes de la procrastinación en el TDAH y me mostró cómo nuestra infancia y el entorno actual pueden influir en ellos, me di cuenta de que era mucho más que pereza.

Tuve mi primer “momento de revelación” con el Plan Venva cuando me señaló que la ansiedad era un desencadenante importante de mi TDAH. Fue como si todo encajara, porque cada vez que me sentía nerviosa o insegura, mi enfoque desaparecía y simplemente me perdía.

Pero la aplicación no solo ofrecía conocimientos. Todos los días, me recibía con un breve ejercicio de 5 minutos, guiándome suavemente para concentrarme en un aspecto de mi TDAH a la vez.

Un día, estaba aprendiendo sobre los estilos de productividad biológica (¡lo cual me sorprendió por completo!), y al día siguiente, estaba explorando nuevas estrategias para organizar mi espacio de trabajo según mi tipo de procrastinación.

Era como si el Plan Venva estuviera a mi lado durante el día a día, haciendo todo mucho más manejable. Después de todos estos años, era la primera vez en mi vida que me sentía verdaderamente comprendida y apoyada en el manejo de mi TDAH.

Con el paso de las semanas, comencé a notar pequeños, pero significativos cambios. Ahora llegaba a tiempo, llena de energía, con confianza y en control. Al comenzar mis días con Venva, vi cómo mi casa, antes desordenada, se transformaba en un santuario de paz.

Pero lo mejor de todo era que finalmente me sentía como una mujer a la que los demás podían acudir en busca de apoyo o consejos.

Mis amigas empezaron a llamarme con más frecuencia para hablar de sus vidas. Por fin sentía que podía ayudar a mi esposo con las cosas de la casa o simplemente estar a su lado cuando me necesitaba.

Empecé a dormir mejor, mi ansiedad disminuyó y mi productividad se disparó. Es increíble pensar que, hace solo unos meses, me sentía perdida en un ciclo interminable, evitando tareas, posponiendo responsabilidades y procrastinando. Ahora, con el Plan Venva guiándome, puedo concentrarme y lograr cosas como nunca antes.

Al mirar hacia atrás, no puedo creer cuánto ha cambiado mi vida.

Realmente me gustaría haberlo descubierto antes, pero como dicen, más vale tarde que nunca.

Mi vida pasó de un completo caos a estar bien organizada y ser gratificante porque seguí utilizando el Venva. Tú también puedes lograrlo.

Así que no lo postergues, comienza hoy.